CINEMA CAFÉ #008
LOUDER THAN BOMBS (2015), DE JOACHIM TRIER
"Quiero que una película nos permita hacer algunas preguntas y seguir haciéndolas. ¿Qué tan predeterminadas están nuestras vidas? Es algo para lo que no tengo respuesta".
-Joachim Trier
Es difícil manifestar nuestras emociones de manera honesta, resulta complicado arreglar conflictos donde la comunicación no parece seguir un camino racional, resulta trabajoso reconocer la o las razones por las cuales somos incapaces en muchas ocasiones de conciliar nuestras ideas con nuestras emociones y, sobre todo, creemos conocernos completamente, pareciendo todo más intrincado.
Una familia fragmentada e infeliz debe enfrentarse a sus diferencias debido a la realización de una exposición fotográfica en honor a su difunta madre, cada uno de ellos arrastra su miseria particular: la madre, afamada fotógrafa retirada no encuentra un espacio en su familia; el padre, no encuentra una forma estable de mantener una relación con su hijo; el hijo menor, continuamente afectado por la pérdida de su madre se vuelve inseguro e impopular; el hijo mayor, casado y con un hijo recién nacido parece creer que ya no ama a su esposa.
Deprimente y honesto retrato familiar, desde una narrativa fragmentaria junto a un cúmulo de ideas e inquietudes, algunas con mayor o menor efectividad, distintas personas en distintos puntos de su vida experimentan difusos sentimientos que repercuten en las vidas de sus seres queridos y de ellos mismos. Destacable el actor que interpreta al hijo menor, Conrad (Devin Druid), que en apariencia y desenvolvimiento ofrece un adecuado retrato del tipo de gente sumamente retraída.
Momentos que poseen muchas intenciones emocionales que el director quiere expresar no serían iguales sin la mayúscula presencia de la banda sonora del compositor noruego Ola Fløttum, melodías repletas de emoción reprimida y, particularmente, muy bien logradas.
Una familia fragmentada e infeliz debe enfrentarse a sus diferencias debido a la realización de una exposición fotográfica en honor a su difunta madre, cada uno de ellos arrastra su miseria particular: la madre, afamada fotógrafa retirada no encuentra un espacio en su familia; el padre, no encuentra una forma estable de mantener una relación con su hijo; el hijo menor, continuamente afectado por la pérdida de su madre se vuelve inseguro e impopular; el hijo mayor, casado y con un hijo recién nacido parece creer que ya no ama a su esposa.
Deprimente y honesto retrato familiar, desde una narrativa fragmentaria junto a un cúmulo de ideas e inquietudes, algunas con mayor o menor efectividad, distintas personas en distintos puntos de su vida experimentan difusos sentimientos que repercuten en las vidas de sus seres queridos y de ellos mismos. Destacable el actor que interpreta al hijo menor, Conrad (Devin Druid), que en apariencia y desenvolvimiento ofrece un adecuado retrato del tipo de gente sumamente retraída.
Momentos que poseen muchas intenciones emocionales que el director quiere expresar no serían iguales sin la mayúscula presencia de la banda sonora del compositor noruego Ola Fløttum, melodías repletas de emoción reprimida y, particularmente, muy bien logradas.
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